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CUEVA DE LA LUZ (Santiago de Compostela - España)
Famosa cueva donde se reunían los/as aprendices e iniciados/as alquimistas. Muy cerca de la Catedral. Si la conseguís ubicar físicamente comprobareis que hoy es un bar... buen marisco, pulpo a feira y aceptable vino del ribeiro.
LA ESFINGE DE GIZEH
Sí, la de Egipto. En el Mundo Onírico es una escuela de ciencias. Se puede visitar (algunos días... y no me pregunteis el horario de visitas) o, incluso, se puede uno matricular. Con un poco de suerte os admitirán. A partir de entonces, preparaos: ¡vuestra visión del mundo empieza a cambiar sin remedio!.
MONTSERRAT (Barcelona - España)
Un fabuloso castillo - monasterio en un trozo de montaña desaparecido misteriosamente. Un lugar fascinante (incluso físicamente). Rituales con música sacra alrededor del Lago Sagrado. El interior del castillo está reservado para "socios". Lugar muy recomendable para místicos convencidos.
LA JURATENA (Colombia)
Misteriosa e imponente montaña. Se accede a su interior por una entrada en la roca que no siempre está abierta. Si entras y ves a alguien pregúntale lo que quieras; sin duda te dará un buen consejo. Eso sí: las visiones de serpientes están aseguradas.
TEMPLO ROSACRUZ (Berlín - Alemania)
Si quieres acercarte al S.S.S. de esta orden esotérica este es tu sitio. Verás gentes de todas partes del mundo y podrás conversar con ellas. Si la verja del jardín está cerrada es inútil que trates de entrar. Por cierto: no parece que guarden relación alguna con "rosacruces" que se anuncian en revistas.
NOTRE DAME (París - Francia)
Maravilloso templo repleto de simbología alquimista. Está dedicado a "Nuestra Señora", esa Diosa-Madre Universal, Madre del Mundo y del Tiempo. Fue construido para ser un libro en piedra. Es necesario extasiarse con sus juegos de colores que, como caleidoscopios vivientes, emanan sus enormes vidrieras. Hay que ver el subsuelo para descubrir las memorias de templos más antiguos dedicados a Isis (¿de ahí el nombre de París o Par-Isis?). La Diosa Madre en su aspecto más oscuro, la Virgen Negra. Hay que subir a sus torres para que las gárgolas (aquí hay otra, y aquí otra más) nos cuenten mundanas historias sobre el amor y la muerte. Una vez que hayamos visitado ese templo en el mundo onírico sentiremos un impulso irrefrenable que nos sugiere transformación, transmutación, sublimación. Al fin y al cabo, la meta de los alquimistas era su propia transformación.
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